Tepeyac es un cerro ubicado al norte de la ciudad de México, perteneciente a la cadena montañosa que conforma la Sierra de Guadalupe, que delimita al norte al Valle de México. Es una pequeña parte del Cerro del Guerrero. En las faldas de este cerro se encuentran asentamientos humanos; al sur, se encuentra la Basílica de Guadalupe, así como una pequeña iglesia en la cima. En el resto del terreno libre, se encuentra un parque ecológico. Abajo de este se encuentran las colonias Martín Carrera e Indios Verdes. Según el relato histórico, en este lugar se apareció la Virgen de Guadalupe al indígena San Juan Diego.
Sitio arqueológico
Durante la época prehispánica, en el Tepeyacac (en náhuatl: Tépetl-yácatl-co, ‘Cerro-nariz/frente de-lugar’‘Frente al cerro’), se ubicaba un pequeño adoratorio a Tonantzin, y una pequeña aldea que estaban conectadas a la Ciudad de México-Tenochtitlán, por medio de una calzada que cruzaba el Lago de Texcoco (actual Calzada de los Misterios y entraba a la isla principal por la zona de Tlatelolco).
Religión
Estatua del Papa San Juan Pablo II afuera de la iglesia de Nuestra señora de Guadalupe
El Tepeyac es célebre por haber sido, de acuerdo con la fe católica, el sitio donde la Virgen de Guadalupe se habría aparecido al nativo Juan Diego Cuauhtlatoatzin. Actualmente a los pies del cerro se encuentran la Basílica de Guadalupe y el complejo monumental del santuario que le fue dedicado, que cada año recibe a millones de peregrinos, especialmente el día 12 de diciembre. Sobre una de las partes altas del cerro, en la explanada de la capilla del Cerrito, se encuentra un mirador donde, en los días de cielo despejado, se puede ver una de las más hermosas vistas del Valle de México.
De los lados norte y poniente, se ubica el Parque Nacional El Tepeyac, que comprende también parte de los cerros de Santa Isabel y Guerrero.
JUAN DIEGO Y LAS APARICIONES DE LA VIRGEN DE GUADALUPE
Poco después de la conquista de México, en manos de Hernán Cortés, vino un periodo conocido como la Conquista espiritual. Durante esta etapa, ocurrida durante los primeros años de la Colonia, aparecieron las primeras familias indígenas cristianas en los alrededores de la antigua Tenochtitlan. Juan Diego pertenecía a una de estas familias y nació en Cuautitlán, aldea ubicada al norte de la Villa de Guadalupe, en 1474.
Su nombre nativo era Cuauhtlatóhuac, "el que habla como águila". Su oficio era la manufactura de petates que vendía en Tlatelolco.
Según la leyenda, a los 53 años tuvo la aparición milagrosa que daría inicio a la adoración de la Virgen de Guadalupe en México. La historia fue así: Juan Diego vivía con su mujer y su tío Juan Bernardino en Tulpetac, lugar donde no había iglesias por lo cual tenían que ir a misa hasta Santa Cruz de Tlatelolco.
El sábado 9 de diciembre de 1531, Juan Diego se encaminaba hacia ahí y al pasar por el cerro del Tepeyac oyó un canto que no era de esta tierra. Se detuvo a gozar de él y cuando miró arriba vio un sol resplandesciente y enmedio a una señora en actitud de oración (1a aparición), él fue a saludarla y ella le dijo que era su deseo que le labrase un templo en ese llano y le encomendó también que le comunicara ese deseo al señor obispo.
El obsipo no lo tomó en serio y le pidió que volviese otra vez al lugar a ver si sus ojos no lo habían traicionado. Regresó desconsolado Juan Diego y la Santísima Virgen se le apareció otra vez (2da aparición) para decirle que volviera el domingo a ver al señor obispo. Así lo hizo Juan Diego, pero el obispo le pidió una señal comprobatoria de la voluntad de la Virgen. La señora se le apareció de nuevo (3ra aparición) y le pidió que volviera al día siguiente.
El lunes, día de la cita, se enfermó de cuidado el tío Juan Bernardino y hasta el martes pudo salir Juan Diego que se dirigió a la ciudad a buscar a un sacedote para que le administarara los últimos sacramentos. Iba por ahí, ese día 12 de diciembre, cuando al pasar de nuevo por el Tepeyac se le volvió a aparecer la Virgen (4ta aparición) y le preguntó qué le pasaba. El le contó lo de la enfermedad de su tío y ella le dijo que no se preocupara porque su tío ya estaba sano, después le pidió que subiera al cerro a recoger unas flores.
Fue Juan Diego y en efecto encontró muy bellas rosas de las que no era temporada y que nunca se habían dado allí. Ya con ellas en su ayate, la Santísma Virgen dijo que las llevara donde el señor obispo pero que no desplegase su ayate ni lo mostrara a nadie más. Así lo hizo Juan Diego.
Después de conseguir entrar en el obsipado, le dijo a Zumárraga, el obispo, que ahí le llevaba la prueba que le había pedido. En ese momento soltó su ayate y apareció en él pintada "como por los ángeles", la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Poco tiempo despúes, inició la construcción del primer templo dedicado a la Virgen Morena, en el barrio hoy conocido como La Villa.
Por su parte, Juan Diego ha sido elevado a santo por la iglesia católica (en 2002). Y como un homenaje a este nativo de Cuautitlán, la leyenda al pie de su imagen -ubicada en la plaza de la Basílica de Guadalupe-, refiere lo siguiente: "Personificación de nuestro pueblo, a quien la excelsa Madre de Dios tituló: hijo predilecto de su corazón y le mandó pedir al obispo un templo donde mostrar su misericordia. Al entregar las flores recibidas como señal, apareció estampada en su tilma la maravillosa imagen de la Virgen de Guadalupe, el 12 de diciembre de 1531, año metlactli omey acatl, 13-caña, fecha inmortal para todos los mexicanos."